Artículo remitido por CSIF Educación bajo el título “Con ocho basta”
La frase nos hace esbozar una sonrisa, una sonrisa porque todos pensamos en la serie televisiva amable y divertida. Pero en este caso a lo que queremos aludir con esa frase se puede calificar de un auténtico “DRAMA”. Drama que ha vivido el conjunto de la Sociedad española y muy especialmente los docentes, dirigido y orquestado por la clase política, hemos tenido que asumir OCHO LEYES educativas; cada una de ellas con sus luces y sus sombras.
En los países nórdicos, esos cuya calidad de enseñanza siempre nos admira, suelen elaborar una ley que, como mínimo, abarcará veinte años. Para ellos la educación si es fruto de un diálogo y consenso, no es una “imposición” política del de turno. En estos países, a lo largo de la vigencia de una ley de educación se dedican con ganas y entrega a irla mejorando con las aportaciones de todo. Tal y como desarrollan la labor de crear la educación se garantiza una perdurabilidad, además de una adecuada eficiencia. Es el fruto de TODOS.
Aquí, en nuestra España, no se trabaja de esa forma, sistemática mente partido que llega al gobierno partido que hace tabla rasa del modelo educativo e impone el suyo.
Los docentes están más que hastiados, cada reforma les “supone” a ellos cambios importantes en su trabajo, cambios que afectan a todos los aspectos (programaciones, metodologías, criterio y herramientas de evaluación….). Ya hace tiempo que, en general, no se sienten ilusionados ante una reforma educativa y eso es bastante lamentable, pero nadie se lo puede reprochar.
Cojamos, a modo de ejemplo, el último episodio del drama “Con ocho basta”. Sí, la Ley Celaá, es una ley que en su génesis para nada a participado el consenso ni el diálogo entre los protagonistas de la educación (familias alumnos y profesores). Con tales comienzos, sin que nos olvidemos el pensamiento de los distintos partidos, ya nace “muerta. El Jefe de la Oposición ya ha expresado de forma notable y pública su intención de derogarla cuando llegue al poder. Pareciera que nuestros dirigentes tienen la maldición de Sisifo, siendo su piedra la Educación.
Desde CSIF Educación pedimos sensatez, cordura y un gran esfuerzo a Todos, de forma especial a la clase política, para que nuestro particular Sisifo consiga al fin llegar a la cumbre y no siga aumentando el número de leyes educativas que penalizan a todos y a nadie benefician.