Hoy se cumplen 25 años del trágico accidente de avión del vuelo PV-4101 de la compañía Pauknair que partió el 25 de septiembre de 1998 de Málaga con dirección a Melilla y que se estrelló en el Cabo Tres Forcas al chocar contra una colina media hora después de su despegue.
Los familiares de las víctimas creen que, un cuarto de siglo después, es algo que “no se supera ni se olvida” y “esperaba que se celebrara de otra forma” porque es un suceso que no debe olvidarse.
La salida se produjo en torno a las 8.25 horas de la mañana y, tras 30 minutos desde el despegue, desapareció de la pantalla del radar del aeropuerto de Melilla sin recibir señal alguna de auxilio. Media hora después, la Guardia Civil da la voz de alarma confirmando que el aparato había sufrido un accidente en la ladera de una colina de unos 700 metros a 12 kilómetros de la ciudad norteafricana durante las labores de aproximación, un suceso que provocó la muerte de 38 personas.
Carmen Mira, familiar de una de las víctimas valora el documental que ha realizado Televisión Melilla, a pesar de que sea “duro verlo y revivir esos momentos” que, dice, se deben recordar por todas las “familias que quedaron destrozadas” porque la mayoría de los fallecidos eran personas “muy jóvenes, muy queridas y se rompieron muchísimos sueños”.
Mira apunta que ha existido “un antes y un después” en su vida porque tanto ella como su marido eran muy jóvenes y estaban “en el mejor momento” de sus vidas porque, un día antes del accidente, les habían confirmado la autorización para la adopción de su hija Lu. Lamenta que la vida sigue, a pesar de que sea algo “que no se supera nunca” porque “muchas madres se han quedado sin su hijo, hijos sin sus padres y muchas mujeres lloran aún la pérdida de sus maridos”.