Melilla recibió días atrás un primer envío de 1.088 test rápidos de detección del coronavirus que se empezaron a usar en pacientes, “siguiendo los criterios marcados por el Ministerio de Sanidad”. A esta partida se suma una segunda fase de otras 1.200 unidades y el millar que ya ha llegado de los diez mil test comprados por el Gobierno de la Ciudad. “Facultado por el ministerio”, el consejero de Políticas Sociales ha elaborado una guía de uso de esos test rápidos que, “siguiendo un orden”, se realizarán a las personas asintomáticas que, por su trabajo, están más expuestas al virus.
Explica Mohamed Mohamed Mohand que, en primer lugar, esos test llegarán a los trabajadores y residentes o usuarios de la Residencia de Mayores, del Centro Asistencial y del Gámez Morón, así como a todo el personal del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) y del Servicio de Ayuda a Domicilio.
En el momento en que lleguen a Melilla más test rápidos se harán las pruebas a la Policía Local, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado “y demás servicios esenciales”.
Con respecto al CETI, recuerda el consejero que, a día de hoy, son del orden de 1.600 los inmigrantes acogidos. Reconoce que no se disponen de los recursos necesarios para someter a esta población a los test de detección del COVID-19, si bien se refiere al trabajo “importante” que está haciendo la Delegación del Gobierno para “intentar” descongestionar estas instalaciones.
Los test rápidos se pondrán mañana a disposición de los centros en cuestión. Aclara Mohamed Mohand que los técnicos de Salud Pública deben antes explicar cómo se usan esas pruebas, los protocolos y cómo se vuelcan los datos. En principio, será el sábado cuando el Ingesa comience a utilizarlos y el próximo lunes en la Residencia de Mayores del Imserso.