Guelaya se hace eco de la «gran preocupación» que le trasladan los comerciantes y vecinos de la calle Margallo. Se explica que la obra proyectada ya está finalizando «y la ausencia de árboles es total».
Se señala que si se termina la obra sin dotar a la calle de arbolado urbano «sería una enorme negligencia financiada en parte con el dinero que envía Europa para luchar contra el cambio climático». Ya se ha cementado la mayor parte de la superficie, «pero aún no se ha pavimentado, por lo que todavía está a tiempo la administración de reparar el error y hacer los alcorques necesarios sin que suponga un incremento excesivo del coste de la obra».
Se indica desde la asociación ecologista que, «si se confirma», las personas que ha contactado con Guelaya dicen estar dispuestas a movilizarse contra la ausencia de árboles. «Toda nueva obra que se haga en la ciudad debe aprovecharse para dotarla de arbolado urbano. Es una obligación moral y es para lo que están enviando recursos económicos las instituciones europeas», se defiende desde Guelaya, al tiempo que sostiene que comercios de la calle Margallo merecen competir con igualdad con el resto de calles del centro, «porque no se puede castigar a su potencial clientela a caminar a pleno sol cuando decida ir a comprar a esas tiendas».