El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba el pasado sábado una resolución firmada por el presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la directora general de Cooperación Autonómica y Local por la que se dictan instrucciones técnicas a los ayuntamientos sobre la gestión del padrón municipal y en la que se incluyen tres casos especiales de empadronamiento:
1. Empadronamiento en un domicilio en el que ya constan empadronadas otras personas. En lugar de solicitarle que aporte el documento que justifique su ocupación de la vivienda, al interesado se le deberá exigir la autorización por escrito de una persona mayor de edad que figure empadronada en ese domicilio, “que deberá disponer de algún título acreditativo de la posesión efectiva de la vivienda (propiedad, alquiler…) a nombre de la misma”.
2. Empadronamiento en establecimientos colectivos.
3. Empadronamiento en infraviviendas y de personas sin domicilio. En este punto, se matiza que «la inscripción padronal es completamente independiente de las controversias jurídico-privadas sobre la titularidad de la vivienda, así como de las circunstancias físicas, higiénico-sanitarias o de otra índole que afecten al domicilio». En consecuencia, se determina que las infraviviendas -tales como chabolas, caravanas, cuevas e incluso ausencia total de techo- pueden y deben figurar como domicilios válidos en el Padrón.
Las reacciones a esta medida no se han hecho esperar. El presidente regional del Partido Popular (PP) determina que con esta resolución publicada en el BOE «se le asesta una buena puñalada trapera a la ciudad de Melilla». Indica Juan José Imbroda que «se admiten los pisos patera» para que la gente se pueda empadronar, que los menores extranjeros no acompañados también podrán empadronarse «y, por lo tanto, se les dará la residencia en Melilla» y, además, cualquier vivienda es válida para que se fije allí el domicilio, «por lo que vivir debajo de un puente también valdría como domicilio para poder empadronarse cualquier persona, sea de donde sea».
Enfatiza en que para Melilla supone un efecto llamada «indescriptible» de menores extranjeros marroquíes, «que ya teníamos sin contar con estas facilidades». «Esto da derecho a muchísimas más ayudas sociales y de todo tipo, pero también de adultos marroquíes o de los que quieran venir aquí, ponerse a vivir debajo de un puente y va uno y se empadrona o bien se paga una cantidad módica, la que sea, a un piso patera y te puedes empadronar allí sin nada más», lamenta.
«Sin determinar otras consecuencias políticas para el futuro, que pudiera haberlas», a juicio de Juan José Imbroda esta resolución conllevará «una avalancha, un efecto llamada enorme que Melilla no está preparada para poder digerir ni soportar».
La delegada del Gobierno, por su parte, ha comentado que primero hay que analizar la situación «y, sobre todo, ver el impacto que esta medida pudiera tener en la ciudad». Aboga por conocer las instrucciones al respecto «y, sobre todo, elevar la situación de Melilla y lo que podría suponer esta media en una ciudad como la nuestra».