El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, ha celebrado en su último discurso de investidura el “apoyo muy mayoritario de los melillenses” que le obliga a traer “ilusión, esperanza, certidumbre, estabilidad y progreso” a Melilla después de cuatro años de “infausto recuerdo”.
Señala que, a pesar de que muchas personas no entendieron en 2017 cuando pidió que hubiera un cambio de rumbo para “mirar al norte”, el tiempo ha demostrado que es necesario un acercamiento a Europa en el que existen “dos actores fundamentales, el Gobierno nacional y local”.
Pone en valor que Melilla celebra 526 años siendo una ciudad “rotundamente española” y determina que “no existe ningún argumento solvente que justifique una apetencia anexionista por parte de Marruecos”.
En este sentido, lamenta que la frontera continúe “cerrada herméticamente” para la actividad comercial entre ambos países, produciéndose un “agravio” que permite que exista un régimen de viajeros de Marruecos a Melilla, pero no en el sentido contrario. Un suceso “grave e injustificable que el Gobierno nacional está permitiendo” y que supone, señala Imbroda, “una humillación para los intereses legítimos de los melillenses”.
Por este motivo, desde la Ciudad Autónoma se exigirá al Ejecutivo del Estado que promueva “todas las medidas y acciones necesarias ante Marruecos” con el objetivo de recuperar la aduana comercial, el tráfico de viajeros y, sobre todo, que “se agilice, flexibilice y humanice el puesto fronterizo de Beni-Enzar”.