Los facultativos lamentan que el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) les califique de “peseteros” e insisten en que la situación es tan grave que existe la posibilidad de que los médicos militares tengan que prestar sus servicios si el conflicto no se resuelve pronto.
Continúa así la huelga convocada por el Sindicato Médico de Melilla, que “está teniendo un preocupante impacto en la asistencia de los pacientes y en los propios médicos” y a la que se suman mañana los sanitarios de Atención Primaria.
Resalta César Feliu que, lejos de acercar posturas, el Ingesa vuelve a trasladar sus reivindicaciones a una mesa sectorial. Recuerda que la principal demanda es la equiparación con el resto del territorio nacional y remarca la dificultad de atraer a más facultativos. Subraya, asimismo, el déficit de las plantillas debido a las jubilaciones y a los traslados a la península.
Confirmando lo emitido por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), el miembro del Comité de Huelga admite que se baraja la posibilidad de contar con el apoyo de los sanitarios del Ejército para “cubrir algunas especialidades que requieren atención inmediata”.