Comienzan las movilizaciones para denunciar la situación en el que se encuentran los alumnos del Centro de Educación Especial Reina Sofía. ¿La primera actuación? Una sentada a las puertas del colegio. Decenas de padres han querido con este acto exigir a la Dirección Provincial de Educación que tome cartas en el asunto. Se sigue exigiendo la dimisión de su responsable Juan Ángel Berbel porque, según entienden, el centro cada año “va a peor”, las autoridades no hacen nada para solventarlo y se está ya en “un punto límite”.
Desde la Ampa (Asociación de Madres y Padres de los alumnos), se pide una solución definitiva ante los problemas que registra el centro, problemas que pasan por la falta del transporte escolar adaptado y la necesidad de reforzar el personal no docente.
En este sentido, Joan Casares ha puesto el acento en la carencia de cuidadores, cuya plantilla en estos días se va a reducir de 7 a 5 profesionales. Se critica que este personal se vaya a reforzar con las contrataciones de los Planes de Empleo, al entender que no es una solución definitiva y que éstos “van a empezar muy tarde”.
La Ampa compara la situación del Centro de Educación Especial de Melilla con otros de semejantes características de Ceuta, el CEE San Antonio, que cuenta con 14 cuidadores para atender a más de 140 alumnos. Joan Casares recuerda que, en el caso de Melilla, tan solo hay 5 efectivos para más de 122 niños.
Los padres de estos alumnos han querido dar voz a la situación que se vive en sus hogares. Begoña Maldonado asegura que la falta del transporte escolar adaptado, no solo generan estrés al resto de la familia, sino que repercute, sobre, todo, en los hermanos de los alumnos matriculados en el CEE Reina Sofía. Explica que, al coincidir el horario de entrada y salida al colegio, siempre se da prioridad al que sufre la discapacidad, generando así una situación injusta al otro hermano que tiene que esperar un buen rato, y solo, a las puertas de su colegio.
Karima Abdelkader es otra de las madres afectadas. En su caso, reconoce que su hija no ha podido ir en alguna que otra ocasión al colegio porque la ausencia del transporte escolar la obliga a coger hasta 4 autobuses para ir y volver. Entiende que es un gasto que no se puede permitir y denuncia que el colegio “no vaya para adelante y no tenga vida”.