Más de 30 internos han vuelto a ver a sus familias en el centro penitenciario de Melilla desde la entrada en vigor el pasado jueves de la Orden del Ministerio del Interior para flexibilizar las medidas adoptadas para evitar la expansión del COVID-19 en las cárceles.
La orden, que contempla el regreso de las comunicaciones ordinarias por locutorio y la reanudación de los permisos de salida -siempre que se disfruten dentro de la provincia- sólo afecta a las prisiones en fase 1 o 2.
Se subraya que las comunicaciones se están realizando con todas las garantías sanitarias, como la obligación de usar guantes y mascarillas por parte de familiares e internos, la desinfección de los locutorios entre comunicación y comunicación y una desinfección general una vez por semana. Además, se ha reducido la capacidad del Departamento de Comunicaciones al 50 por ciento, “aunque las visitas se han ampliado a seis días a la semana en varios turnos, mañana y tarde”.
Sólo se autoriza el permiso cuando los internos firman un conocimiento para permanecer en observación a su regreso durante 14 días o el tiempo que determinen los servicios sanitarios. Desde la Delegación del Gobierno se puntualiza que, hasta la fecha, ningún interno ha dado positivo por COVID-19 en la prisión de Melilla.
Durante la crisis sanitaria, la ausencia de comunicaciones se trató de paliar aumentando a 15 el número de llamadas telefónicas a las que tienen derecho los internos y que son gratuitas para aquellas personas sin recursos. Además, se repartieron teléfonos móviles para la realización de videollamadas. En la cárcel de Melilla se realizaron 24 comunicaciones a través de este sistema.