La Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza quiere dar a conocer a los melillenses la Reserva Natural que existe en la Granja Escuela desde el año 2018 por el gran interés que tiene y que atrae a universitarios e investigadores.
Daniel Ventura ha recalcado lo “mucho” que ha costado crear este espacio, del que se han tenido que recuperar algunas especies de flora y fauna (a veces traídas de la península), y que permite proteger ejemplares autóctonos, desde una gran variedad de plantas a animales como erizos, tortugas, insectos, aves, etc.
Todo ello causa un gran interés a universitarios e investigadores que visitan Melilla para hacer sus seguimientos y divulgaciones científicas, como es el caso de un Trabajo de Fin de Grado que pronto se publicará en la Universidad de Islas Baleares acerca de insectos transmisores de la leishmaniasis. Lo cuenta Pedro Paredes, el coordinador de la Granja Escuela y su Reserva Natural.
El consejero ha subrayado que no es un lugar al que los melillenses puedan entrar, pero sí disfrutar desde la observación, siempre acompañados de cartelería con información de las especies que allí se encuentran. Una zona que ha sido realizada y cuidada también por numerosos trabajadores provenientes de los distintos planes de empleo de todos estos años, siempre al servicio del coordinador de la granja, Pedro Paredes.
El propio Paredes ha sido quien ha explicado que, originalmente, el espacio se hizo como un área de recuperación, es decir, había especies protegidas, en peligro de extinción, que necesitaban atención, tanto sanitaria como de protección, y un lugar para la investigación, como ocurre con la “tortuga mora”.
Si bien, empezaron con reptiles, luego se siguió con el estudio del “erizo moruno”, al cual, se está reintroduciendo actualmente en su entorno natural, como puede ser la Zona de Especial Conservación.
En estos momentos el foco está puesto en el análisis de los anfibios, realizándose el primer estudio del “sapillo pintojo norteafricano”, del cual no se sabía prácticamente nada hasta la fecha. Igualmente, avanzan que, próximamente, se publicará la primera guía de polinizadores.
Todas estas labores se combinan y retroalimentan con el trabajo que se realiza en los huertos sociales. Paredes subraya que, aunque la sociedad lo desconozca, este cuidado de las especies repercute de manera directa en la salud de los melillenses.
En la actualidad la reserva alcanza los 3.000m2, sin embargo, Pedro Paredes reconoce que poco a poco “va haciendo falta más sitio”.