Sonrisas y lágrimas. El desastre en la gestión de Ingesa
La injustificable demora de 19 años para realizar una obra pública
En junio de 2006 se firmaba un protocolo entre los ministerios de Sanidad y Política Territorial con el Ministerio de Defensa para las obras de construcción y equipamiento, por valor de 70 millones de euros, del Hospital Universitario, cuya primera piedra se colocó el 23 de noviembre de 2009.
Sin duda es la obra pública peor gestionada por los gobiernos del PSOE y del PP, 12 ministros y ministras que fueron incapaces de poner en funcionamiento una infraestructura sanitaria para dar respuesta a las necesidades de los profesionales de Ingesa, con la que dar cobertura a la demanda sanitaria de los ciudadanos melillenses ante la enorme presión asistencial en áreas críticas como el Servicio de Urgencias, el Servicio de Tocoginecología y el Servicio de Pediatría-Neonatología y las crisis sanitarias como la gripe aviar o la pandemia de la Covid-19.
El próximo día 13 de junio está prevista la recepción de la obra del Hospital Universitario, unas instalaciones que permanecerán cerradas ante la incapacidad de la Dirección de Ingesa de coordinar los trabajos de construcción con la contratación de los bienes y servicios que deben dar soporte a la actividad asistencial.
La recepción de la obra llevará aparejada caras sonrientes junto a una exaltación de egos. Sin duda, el Director Territorial de Ingesa debería dar explicaciones en la demora en la puesta en funcionamiento de un dispositivo de salud, el coste total que ha supuesto para el erario público. Se planificó por 70 millones de euros, el reinicio de las obras se cifró en 124 millones euros, pero se desconoce a cuanto ha ascendido el coste final y, sobre todo, la descoordinación entre el suministro y equipamiento con la evolución en la finalización de la obra.
Omar Haouari, como Director Territorial de Ingesa, ha conseguido múltiples logros que con anterioridad ningún antecesor en su cargo había alcanzado, tal y como se recogía en la prensa de ámbito nacional: caos sanitarios, gerentes dimitidos/ cesados,- Antonia Vázquez, José Antonio Martínez, Elisa Perlado-,denuncias por acoso y la supuesta sustracción de un expediente y, para colofón, la huelga de médicos más prolongada de la sanidad pública en España. En el ejercicio de su cargo ha sido incapaz de llevar a cabo la planificación cuyo cronograma colgaba en las paredes de la obra del Hospital Universitario, entrega obra noviembre 2021, suministros e instalación de equipos 2022.
El rechazo que provoca Omar Haouari por el Sindicato Médico y el ICOM de Melilla se ha plasmado en la prensa escrita asiduamente durante la huelga de médicos, pero también por la estructura jerárquica del Ministerio de Sanidad, que desplazó a la ciudad de Melilla al Secretario General del Ministerio junto al Director de Ingesa en Madrid para informar de su cese a la Delegada del Gobierno, pero es un hombre con suerte y la pandemia del Covid-19 impidió su destitución. No fue un caso aislado. Salvador Illa telefoneó a Sabrina Moh para notificarle el cese pues era necesario para mejorar la sanidad en Melilla, pero la “barakah” estaba de parte de Omar Haouari y las elecciones catalanes conllevaron la dimisión del ministro. Mientras la Delegada del Gobierno, Sabrina Moh Abdelkader, es una figura decorativa en la gestión sanitaria, aunque expresa por whastapp, “lo de Omar es para cesarlo”, hace una clara dejación de funciones en su faceta de coordinación en el territorio de los organismos ministeriales y, entre ellos, el de sanidad.
Es necesario que se den explicaciones por el Director Territorial de Ingesa, por qué no está instalada la cámara hiperbárica adquirida por 730.400 € a la empresa PRIM, S.A. cuya formalización del contrato se llevó a cabo el 30 de noviembre de 2023 con un plazo de ejecución de 6 meses, tal vez por su peso de 13 toneladas que hace inviable su ubicación en cualquier instalación del Hospital Universitario. Semejante incongruencia debería conllevar medidas por parte de la Ministra de Sanidad.
No es un caso aislado. Es la punta del iceberg de una gestión desastrosa de los pseudos directivos nombrados por la exdirectora Belén Hernando a propuesta de Omar Haouari, entre los que destaca la incapacidad para el cargo de Francisco Toquero, que también se unirá a la comitiva de las sonrisas, mientras los profesionales sufren la dejadez permanente de sus reivindicaciones que, en definitiva, se concretan en cerrar la brecha de recursos con el resto de los territorios de España. La sanidad melillense tiene la peor tasa de médicos por habitantes de todo el estado español.
Las lágrimas la escenifican todos aquellos pacientes que están esperando una atención sanitaria, listas de esperas crecientes y déficit de especialistas. Sirva como ejemplo la especialidad de otorrinolaringología. Desde la jubilación el 16 de enero del Jefe de Sección de dicha especialidad, incompresiblemente existe una profesional en la plantilla del Hospital Comarcal con dicha especialidad, pero desde la Dirección de Ingesa no se le permite dimitir de su cargo de Subdirectora Médica para realizar funciones propias de su especialidad médica. Los pacientes no son lo más importante para Omar Haouari.
Las sonrisas y la expresión de ego se harán patentes el día 13 de junio, pero ningún ciudadano puede entender que el Hospital Universitario se pondrá en funcionamiento hasta transcurrido muchos meses, cómo abrir un hospital sin tener instalaciones criogénicas para el suministro de gases medicinales, cómo se va a mantener un hospital sin servicio de limpieza, ni de lavandería, ni de restauración colectiva (cocina). Tras el nombramiento de la sexta ministra del Gobierno de Pedro Sánchez aún no se han abordado como se va a llevar a cabo las prestaciones de servicios, con personal de plantilla de INGESA o con recursos externalizados, sólo han transcurrido 19 años desde que se adoptó la decisión de construir un nuevo hospital para la ciudad de Melilla.
Un último apunte que define el caos en la sanidad pública dirigida por Omar Haouari se recoge en la plataforma de contratación del sector público de fecha 30 de abril de 2024. El desistimiento del procedimiento de adjudicación para la contratación del “Suministro del material necesario para la realización de hemodiálisis, hemodialfiltración online y plasmaféresis (dializadores, fungibles, sistemas de información y otros materiales) para los tratamientos de insuficiencia renal aguda y crónica con destino al Hospital Universitario de Melilla” por importe de 2.868.732 € al haberse producido una infracción de las normas de preparación del expediente que afectan a los pliegos rectores de la contratación. Siempre se puede continuar vulnerando la Ley de Contratos del Sector Público y continuar adquiriendo a través de contratos menores dicho material imprescindible para la diálisis de los enfermos renales crónicos. Por cierto, cuya especialidad médica es la de Omar Haouari.
Las sonrisas, será un gran día para las fotos, las ponen los políticos sin empatía alguna con los pacientes ni con los profesionales sanitarios. Estos últimos pondrán las lágrimas por una sanidad necesitada de cambios urgentes en su estructura directiva.