La Policía Nacional ha desarticulado un punto de venta de drogas en la zona del Rastro antiguo. Además, han detenido al supuesto encargado, un hombre que ya había sido detenido en otras 23 ocasiones. Según fuentes policiales, tras pasar a disposición judicial, ha sido decretado su ingreso en prisión.
La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional de Melilla, concretamente el Grupo dedicado a combatir el pequeño tráfico de estupefacientes, en el marco de la operación “Albert”, ha desarticulado un punto de venta de cocaína en la zona del Rastro antiguo.
Además ha sido detenido “el cabecilla de un clan familiar conocido por dedicarse al tráfico de drogas, quien controlaba y explotaba un punto de venta al menudeo de cocaína desde la propia vivienda familiar”.
La investigación comenzó el pasado mes de noviembre tras varias denuncias ciudadanas por el “continuo trasiego de compradores y consumidores de droga por una calle concreta de la zona del Rastro”.
La Policía Nacional activó un dispositivo de vigilancia durante varios días, constatando que la venta era continua, llegando a formarse colas de espera por parte de los consumidores para la compra de sus dosis, que dependiendo del peso de las mismas podían conseguirse por cinco, diez y veinte euros.
“La venta de la sustancia estupefaciente se llevaba a cabo siempre por el detenido en la puerta del domicilio familiar que contaba con dos cámaras de videovigilancia que cubrían el exterior”, explican desde la Policía Nacional.
En el registro de la vivienda usada como punto de venta se han incautado seis dosis de cocaína mezclada, ya preparadas para su venta y diferentes trozos de la misma sustancia solidificada con un peso total de cincuenta gramos (susceptibles de transformarse en otras 350 dosis individuales), una caja de pastillas pertenecientes al grupo de medicamentos denominados antipsicóticos, usados por el vendedor para añadir y mezclar con la cocaína, haciendo la mercancía más barata por unidad de peso y más peligrosa, si cabe, para los consumidores, así como también se intervinieron una balanza de precisión, dos hornillos para realizar la mezcla (uno eléctrico y otro de gas), dos cámaras de videovigilancia y dinero en efectivo.