La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) señala que su responsabilidad es la ampliación de la desaladora, pero que el mantenimiento de la antigua planta compete a la Ciudad Autónoma.
La CHG, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), ha informado que este organismo ha sido el responsable de ejecutar la ampliación de la desaladora de Melilla y no la construcción de una nueva planta, por lo que la mayor parte de la infraestructura “es anterior a esta intervención de ampliación” y es, precisamente, “la que presenta síntomas de corrosión, fugas en algunos elementos y averías en filtros antiguos”.
Desde la Confederación recuerdan que la desaladora fue construida mediante un concurso de proyecto, construcción y explotación por sistema de concesión, adjudicado a la UTE Ferrovial- Cadagua, y entró en servicio en junio de 2007 con un plazo de explotación de 12 años que finalizó en junio de 2019. Durante ese tiempo, subrayan que la Ciudad Autónoma no llevó a cabo labores de renovación o mantenimiento significativas, lo que ha impactado negativamente en el estado actual de la instalación.
Recalcan que la Dirección General del Agua del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, a través de la CHG, fue responsable de ampliar la planta existente y no de construir una nueva, según lo establecido en un convenio firmado por el Ministerio, la CHG y la propia Ciudad Autónoma.
En este sentido, las obras, que se adjudicaron en junio de 2020 por 17.449.436 euros y un plazo de 27 meses, tenían como objetivo principal aumentar la producción de la planta hasta los 30.000 m3/día mediante la ejecución de un cuarto bastidor y la construcción de un nuevo inmisario, filtros y elementos electromecánicos necesarios.
Tras la tramitación de modificados durante la ejecución de las obras, se amplió el plazo de explotación e incrementó el presupuesto total a 23.060.090 euros. Sin embargo, la ejecución de una nueva línea eléctrica ha ido sufriendo retrasos debido a cambios en el trazado solicitados por la Ciudad Autónoma, lo que ha impedido poner en marcha los cuatro bastidores de ósmosis inversa de la planta.
La CHG destaca que, si la Ciudad Autónoma hubiera tenido operativos los grupos electrógenos entregados en 2008, se habría evitado molestias a los vecinos de Melilla por cortes de abastecimiento durante la ejecución de las obras. Además, señala que actualmente hay cuatro bombas de alta presión instaladas en la planta y una de reserva disponible para su posible sustitución.
Del mismo modo, recalcan que “no es cierto que haya solo tres bombas de alta presión en la planta”, pues “actualmente hay cuatro instaladas y la de reserva aún sin instalar, pero disponible en la planta para su posible sustitución”.
Por último, señalan que, durante la entrega de la desaladora, “la CAM conoció y aceptó que, hasta final de 2024, en que se agota el plazo de garantía, todos los posibles imprevistos y terminaciones que pudieran surgir estarían cubiertos por la UTE constructora”.