Miguel Marín ha valorado la Conferencia de Presidencia celebrada el pasado viernes, 13 de diciembre, en la que expuso la problemática que rodea a Melilla en cuestiones de vivienda, política migratoria, financiación autonómica y sanidad, de la que responsabilizó al Gobierno de Sánchez.
El presidente accidental insiste en la falta de documentación previa a la reunión para proceder a cualquier tipo de acuerdo, por lo que el dirigente popular ha calificado la reunión de «inédita».
En esta línea, Marín critica que Sánchez anunció una serie de medidas no consensuadas «con nadie más que con él mismo» y que las anunció sin ningún documento que las respaldase, situación que Marín ha tildado de «esperpéntica».
Marín incide en que la convocatoria se llevó a cabo porque varios presidentes autonómicos habían denunciado previamente mediante la vía judicial, por lo que la conferencia se desarrolló «de manera obligada».
El portavoz primero de la Ciudad ratifica que ostentó su cargo de presidente accidental «con los mismos derechos y obligaciones que el resto de presidentes autonómicos», por lo que afea los interpelaciones de Pedro Sánchez en las que le recriminaba seguir haciendo declaraciones tras los diez minutos de tiempo preestablecido «pese a no ser presidente».
El dirigente popular ha descrito la actitud del líder del Gobierno Central con contundencia. Asegura que Pedro Sánchez es «tremendamente maleducado» y «narcisista», puesto que según el popular, porque «necesita estar rodeado de aduladores».
Asimismo, asemeja al PSOE de «secta» en la que si algún socialista no concuerda con las ideas de su presidente «es fulminado».
Concretando en el intento de interrupción que el presidente socialista trató de efectuar en las declaraciones de Marín en la Conferencia de Presidentes, el presidente accidental apunta que esto se debió a que el tema que trataba en ese momento, la sanidad melillense, «no le importa en absoluto», pese a ser de su competencia. Tras la interpelación de Sánchez a Marín, el popular incide en que solo pidió «el mismo respeto que al resto de presidente autonómicos».
Marín condena que esta actitud del jefe del Ejecutivo es una falta de respeto «a Melilla y a lois melillenses». Muestra su satisfacción tras «no haber caído en las provocaciones de Sánchez» y lo acusa de «cobarde», criticando el hecho de que al lendakari vasco no intentara limitar su tiempo por aproximación política, como si ocurrió con el representante melillense.
Miguel Marín concluye que «uno tiene ese nerviosismo cuando está rodeado de corrupción».